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Raphael Bergoeing: “Es clave entender que para la política pública no puede existir una tensión entre lo sanitario y lo económico”

Afirma que el teletrabajo que ha sido forzado por la pandemia ayudará a una mejor calidad de vida de las personas y también aportará a una mayor productividad en el país.

Por: Rodolfo Carrasco | Publicado: Jueves 14 de mayo de 2020 a las 04:00 hrs.
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El vertiginoso proceso de adaptación al teletrabajo -producto de la emergencia sanitaria por el coronavirus- debe ser una oportunidad para las personas y las empresas, afirma el presidente de la Comisión Nacional de Productividad, Raphael Bergoeing.

La automatización de los procesos -dice- mejora la productividad.

- ¿Cómo está impactando la crisis sanitaria a los procesos productivos?

- En lo inmediato, de la peor forma posible: con una desaceleración de la actividad que muestra ajustes de una magnitud y amplitud mayores que los observados durante los primeros meses de la Gran Depresión. Y es que el problema hoy es tanto de oferta como de demanda.

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El gran desafío de la política pública es impedir que además pase de ser una crisis real a una financiera. Hasta ahora, en Chile las cadenas de abastecimiento y el sistema de pagos se han mantenido funcionando bien. Pero el efecto final dependerá de la capacidad de contener el contagio y la posibilidad de que la recuperación, tras este enorme shock, sea rápida. Eso espera el Banco Central. Durante el proceso, Hacienda debe apoyar a los que no reciben ingresos, sean personas o empresas. Las primeras para que puedan cumplir la cuarentena, las segundas para que no quiebren por falta de liquidez a pesar de ser solventes.

Con todo, es clave entender que para la política pública no puede existir una tensión entre lo sanitario y lo económico. El objetivo es salvar vidas, pero lo económico es también importante para ello. Las políticas anunciadas por Hacienda hasta ahora, si bien pueden intensificarse, van en la dirección correcta. Como nota positiva entre tanta tragedia, estamos avanzando hacia el uso de medios remotos para realizar actividades que tradicionalmente exigieron desplazarse físicamente, reduciendo muchos costos de traslado y personales.

- ¿Chile estaba preparado para adaptarse tan aceleradamente a las nuevas tecnologías en el trabajo a distancia?

- Sí y no. Por un lado, muchas empresas e instituciones, como universidades y servicios públicos, han invertido fuertemente durante estos años generando condiciones tecnológicas para aprovechar las ventajas de la digitalización y el manejo de servicios a distancia. Pero, al mismo tiempo, las personas tenemos enorme dificultad para implementar estas herramientas. Nos cuesta cambiar. Esta crisis está forzando ese cambio de comportamiento y está borrando estas barreras culturales. Espero que, como país, una vez que la crisis haya sido superada aprovechemos de mejor manera la inversión en tecnología que ya hemos realizado.

- ¿Comparte que el proceso acelerado de transformación digital está generando cambios en conductas que van a mantenerse como el teletrabajo?

- Sí. La experiencia internacional e histórica muestra que, durante crisis de esta magnitud, ocurren cambios en la forma de trabajar y de relacionarse en comunidad que benefician nuestras vidas y la productividad de la economía. Estoy convencido de que, con las modalidades de teletrabajo que la pandemia nos ha forzado a implementar y también, aunque de manera menos generalizada, la crisis social desde mediados de octubre, aprenderemos a distribuir de mejor forma nuestras jornadas de trabajo adaptando los horarios a nuestras necesidades, reduciremos los tiempos de desplazamiento y podremos conciliar mejor nuestra vida personal con nuestra actividad laboral. Si ello ocurre, además de tener una mejor calidad de vida, la productividad en Chile crecerá, y con ella, la capacidad de alcanzar el desarrollo económico.

- ¿Cambia el modelo vigente con mayor digitalización, e-commerce y retroceso de compras presenciales?

-Sí cambia, pero parte de estos cambios ya se vienen implementando desde hace unos años. Especialmente en el mundo de los servicios y en aquellas industrias en las que la logística es clave. Siempre habrá industrias y tipos de tareas que deberán adaptarse más, incluso desapareciendo. Pero la oportunidad que acompaña a estos cambios es positiva y de tal magnitud que los justifica. En todo caso, lo que se observa típicamente es que surgen nuevos usos para los lugares físicos que estaban destinados para relacionar a clientes y empresas. Por ejemplo, desde hace varios años ya, los ingresos que representan las ventas de las tiendas en los malls han caído, y han sido más que compensados por ingresos de actividades de recreación, como cines y restaurantes.

“El impacto es bien generalizado”

- ¿En Chile qué áreas productivas son las con mayor potencial en la era digital y automatizada?

- La evidencia muestra que el impacto es bien generalizado. La aplicación de tecnologías que permitan, por ejemplo, mediante inteligencia artificial, mejorar dramáticamente el procesamiento de la información disponible, la capacidad predictiva, y la identificación de patrones en el comportamiento humano, tienen el potencial de modificar como nunca la relación entre empresas, Estado y personas.

- ¿Qué tan real es el reemplazo total de los roles del humano por las máquinas en el mundo del trabajo o pueden ser complementarios?

- La historia es positiva en esta materia. Una y otra vez los avances tecnológicos han modificados las tareas que realizamos, pero no nos han reemplazado en general. De hecho, y a pesar de los enormes avances recientes en el mundo, las tasas de desempleo en los países avanzados eran, hasta antes de la pandemia, las más bajas históricamente. El desafío es aprender tareas que se complementen con las nuevas tecnologías. Y para esto, la capacitación es clave.

-¿Qué otros cambios se pueden esperar en esta digitalización forzada?

-Un aspecto que considero relevante tiene que ver con el rol de la política pública. Sabemos que estos cambios costarán, pero también sabemos que ocurrirán y serán, por lo general, buenos para el país y sus ciudadanos. Pero la transición nos desafía. Y en el proceso hay negocios y actividades que son reemplazados. Por ello, el apoyo vía un mejor sistema de capacitación, y la existencia de políticas que protejan los ingresos laborales pasan a ser clave.

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